Donde surge la nada
La luz palidecía,
látigos vivientes le segaron la vida,
los barrotes preñados de rojo
clamaban agonías de hierro.
Se fue la oscuridad y
llegó el alba,
le llamaron de lejos,
una sombra vistiendo mortaja, devolvió
la sonrisa a su cara,
las campanas tañían plegarias,
un grito de luz
se fundió en su cuerpo, y en
el silencio transparente; partió. Donde
duermen las sombras... Donde surge
la nada.
Mª Ofelia
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