Rozando la nada
Cruza el crepúsculo,
y déjame sentir
tu aliento de nácar.
tus sollozos y tu lengua
profundizando en mi boca.
Rompe la angustia de la espera,
abrásame en tus llamas,
cubre mi cuerpo con tus manos,
mientras trepan como armiños
por mi desnuda espalda.
Y como fiera insaciable,
explora con tus sutiles dedos
mis puntiagudas fresas,
mientras tus muslos, atenazan los míos
traspasando mi isla desierta.
Y ante tan ansiado goce,
déjame gemir, como una gata,
mientras un inmenso escalofrío
me envuelve el alma.
jadeante, ladeo mi cabeza
sobre tu hombro,
rozando la nada.
Mª Ofelia
no necesita palabras para comentar sobre este poema, es el rappesentazione cuánto amor puede amar a una mujer.
ResponderEliminarmaravillosas palabras de agradecimiento compartite con el mundo de la poesía.
Gracias rikievans. un saludo
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