Cuentos del Medievo
(parte del Romance)
El Rey Cornicón
Mientras tanto la princesa
palidecía de amor,
y cual flor se deshojaba
asomada en su balcón.
¿Do estás mi amado príncipe?
¡queridísimo trovador!
yo ya tus sonetos no oigo,
voime a morirme de amor.
De tanto llorar la niña.
asomadita al balcón,
crecióle un hermoso árbol
que al aposento llegó.
Y todas las primaveras
florecía con su ardor,
y se llenaba de flores,
que embriagaban con su olor
la fría y la triste estancia,
donde con todo fervor,
marchitábase la niña,
presa y roto el corazón.
Mª Ofelia
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